Conociendo al Verbo de Dios

Id y haced discípulos – El Blog de Celia Casalengua

Lo que generan las expectativas

Posted by Celia en 2 febrero, 2012

    No se si en alguna ocasión has defraudado a alguien, si todavía no lo has hecho, no te preocupes, tarde o temprano lo harás.

Hace unos meses defraudé a una buena amiga y hasta hace unos días no me he enterado. Esto me ha hecho pensar en las EXPECTATIVAS.

En toda relación humana, desde la más ocasional a la más profunda, cada una de las partes espera que la otra se comporte de determinada manera y a esto es lo que se llama expectativas. El problema es que las expectativas frustradas pueden dar lugar al resentimiento. Cuando damos por sentado y creemos justo y lógico que el otro se comporte de determinada manera en algo que es muy importante para nosotros, y esto no sucede así, nos sentimos injustamente tratados, ofendidos, dolidos y frustrados. Eso, puede desembocar en resentimiento.

Cuando una persona está resentida con otra desea vengarse. Cuando le pregunté a mi amiga que le pasaba, me dejó entreveer lo que estaba pasando, me quede totalmente desconcertada. Porque yo era totalmente ajena a sus pensamientos y su sufrimiento. A veces pretendemos que la otra persona se de cuenta de nuestro resentimiento sin decirselo directamente, que nos pida disculpas y que, de alguna manera, nos diga que también duele que nos quite su aprecio.

Las expectativas se forman en base al conocimiento que tenemos de la otra persona, de ahí deducimos como se comportará en el futuro. Es inevitable tener expectativas en nuestras relaciones, pero debemos procurar que sean lo más realistas posibles. Algo que debemos tener siempre en cuenta es que nadie puede leer nuestros pensamientos. Por eso, si algo es muy importante para nosotros lo mejor es comunicarlo.

Tomando café, mi amiga me contó un problema muy importante que estaba viviendo y yo le dije que no sabía que decirle. Ella me dijo que no tenía que decirle nada, solo orar por ella. Y eso es lo que hice. Pero, ella esperaba que la llamara a menudo para preguntarle como iba, cosa que no se me ocurrió por dos razones: una, porque era un tema muy delicado por el que no me atrevía a preguntar y otra porque mi mente estaba centrada en mi futuro inmediato.

En esto he aprendido que cuando pasa algo así, nuestra responsabilidad es perdonar, no disculpar; si es posible, aclarar las cosas y ser flexibles con las circunstancias y preocupaciones del otro. Seguramente tendrá sus razones para no actuar como nosotros esperabamos.

Cuando nos vinculamos con una persona, nuestro afecto no debería depender de lo que hace o deja de hacer, sino que debemos dotarlo de cierta incondicionalidad, porque entendemos que es un ser humano que en un momento u otro va a fallar, no va a cumplir todas mis expectativas, porque no puede hacerlo. Ni las personas, ni Dios están para cumplir todas nuestras expectativas. Dios va a cumplir todas sus promesas, pero no todos nuestros deseos, ni lo va a hacer a nuestra manera, porque es a través de nuestras circunstancias, que El trabaja internamente en nosotros. Para no sentirnos decepcionados con Dios, debemos alinear nuestra voluntad con la Suya y someternos a Su voluntad en todas las cosas, sabiendo que si confiamos en Dios, El cumplirá su plan perfecto en nuestra vida. Cuando nuestras expectativas no se cumplen, es porque debemos aprender a depender más de El por la fe. Eso nos ayudará a hacer cosas por los demás sin esperar el mismo comportamiento hacia nosotros, entre otras cosas porque es una persona diferente, con intereses y razones distintas a la hora de actuar. Todos pasamos por momentos duros y necesitamos recordar que Dios es fiel y que pase lo que pase somos amados por El. «Sea ahora tu amor para mi consuelo, conforme a la promesa que hiciste a tu siervo» Salmo 119:76

Deja un comentario